Benedictus XVI

Joseph Ratzinger

19.IV.2005

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28.II.2013


Cardeal Joseph Ratzinger :“A verdade é que o próprio Concílio não definiu nenhum dogma e conscientemente quis expressar-se em um nível muito mais modesto, meramente como Concílio pastoral; entretanto, muitos o interpretam como se ele fosse o super dogma que tira a de todos os demais Concílios". (Cardeal Joseph Ratzinger, Alocução aos Bispos do Chile, em 13 de Julho de 1988, in Comunhão Libertação, Cl, año IV, Nº 24, 1988, p. 56).
Cardinal  Joseph  Ratzinger

FROM SELF-CRITICISM TO SELF-DESTRUCTION

"Certainly, the results [of Vatican II] seem cruelly opposed to the expectations of everyone, beginning with those of Pope John XXIII and then of Paul VI: expected was a new Catholic unity and instead we have been exposed to dissension which---to use the words of Paul VI---seems to have gone from self-criticism to self-destruction. Expected was a new enthusiasm, and many wound up discouraged and bored. Expected was a great step forward, and instead we find ourselves faced with a progressive process of decadence which has developed for the most part precisely under the sign of a calling back to the Council, and has therefore contributed to discrediting for many. The net result therefore seems negative. I am repeating here what I said ten years after the conclusion of the work: it is incontrovertible that this period has definitely been unfavorable for th Catholic Church."

L'Osservatore Romano (English edition),
24 December 1984

terça-feira, 22 de abril de 2014

EL CONCILIO DEL PAPA JUAN de Michael Davies con su tesis sobre la responsabilidad del último Concilio en la actual ―autodestrucción‖ y desintegración de la Iglesia Católica.

El Concilio del Papa Juan - Michael davies
 
Título original inglés: POPE’S JOHN COUNCIL Michael Treharne Davies (Aagustine Publishig Company, Devon, 1977)

Tapa de la edición original argentina de Iction. Pintura de la tapa: “Cristo en el Huerto de los olivos” El Greco, Domenikos Theotokópulos (1541-1614) (Museo de Bellas Artes, Budapest) Traducción de ésta edición: Ana María Zuleta Revisión: Gustavo Daniel Corbi © Editorial ICTION – 1981 www.statveritas.com.ar 4

Sobre la obra y el autor

Michael Treharne Davies (1936-2004), es un autor apologista católico británico converso del anglicanismo, conocido mundialmente por su trabajo por la restauración del Rito Latino Tradicional. Autor de obras fundamentales para la crítica de la reforma litúrgica, militó en los movimientos tradicionalistas, abriéndose de la Fraternidad San Pío X en 1988, después de una larga amistad con su fundador, sobre quién escribió la conocida “Apología pro Marcel Lefebvre”. Por medio de Una Voce International, extendida en todo el mundo, trabajó incansablemente en defensa de la liturgia y la doctrina tradicionales. Desarrolla en éste libro, con claridad, y la objetividad de un ―scholar y basado en la impecable evidencia de los hechos, su tesis sobre la responsabilidad del último Concilio en la actual ―autodestrucción y desintegración de la Iglesia Católica. Las fuentes citadas –católico liberales y protestantes en su mayoría– ofrecen un inequívoco consenso que avala su posición respecto a muchos hechos claves. Por su seriedad y su extraordinaria documentación de primera agua, “El Concilio del Papa Juan”, con cuatro ediciones en Inglaterra y otras tantas en los Estados Unidos, es ya una obra indispensable en toda la bibliografía de base sobre el Concilio Vaticano II. En sus diversos artículos y obras sobre la Iglesia luego del Concilio Vaticano II, se encuentra publicado otras dos obras de documentación sobre la “Revolución litúrgica”: “El ordo divino de Cranmer” y “La Nueva Misa del Papa Pablo”. La trilogía de ―La Revolución Litúrgica se compone de: I: ―El Ordo Divino de Cranmer II: ―El Concilio del Papa Juan II: ―La Nueva Misa de Pablo VI 5

EL CONCILIO DEL PAPA JUAN Michael Davies (Segunda parte de “La revolución litúrgica”) ÍNDICE ANALÍTICO INTRODUCCIÓN DEL AUTOR I. EL PAPA JUAN ES INSPIRADO El papa Juan declara que Dios lo inspiró para convocar a un Concilio Ecuménico. — Falta de entu-siasmo en la Curia. — Los Concilios previos condenaron los principales errores de su tiempo. — El Vaticano II no ha producido buenos frutos. — Evidencia de que la Iglesia posconciliar está comprometida en un proceso de autodestrucción. — Los males que afligen a la Iglesia surgieron en el Concilio mismo. — El papa Juan no previó en absoluto los resultados de su decisión de convocar un Concilio. — No pretendía sino un Sínodo de Roma magnificado. — La mayoría de los Padres compartió las ilusiones del papa Juan. II. LA IGLESIA ANTES DEL CONCILIO El Papa Juan rinde tributo a la vibrante vitalidad de la Iglesia preconciliar. Esto se manifestaba no simplemente en la predicación del Evangelio sino en un interés sin precedentes por las necesidades materiales de toda la humanidad. — Las debilidades en la Iglesia preconciliar eran normalmente exageraciones de aspectos válidos de la Fe. — Dichas debilidades analizadas por Dietrich von Hildebrand. — La doctrina social católica ampliamente ignorada antes del Concilio. — Considerable espacio para la renovación litúrgica según los lineamientos sostenidos por el Movimiento Litúrgico con la aprobación papal. Una quintacolumna modernista existía dentro de la Iglesia preconciliar. — El Concilio creó el clima para que ésta emergiera. — Los documentos conciliares no pueden ser absueltos de toda responsabilidad por la presente crisis. — Esta opinión es ahora compartida por Dietrich von Hildebrand. III. BLITZKRIEG La mayoría de los obispos no estaba preparada para el Concilio. — Pocos comprendieron claramente su papel. — Un grupo de obispos de mentalidad liberal de los países del Rin fueron al Concilio con un plan definido para reformar la Iglesia de acuerdo con sus propias ideas. — Los ―expertos (periti) conciliares tuvieron mayor influencia que los obispos. — El grupo del Rin desbarata el procedimiento de elección establecido e inicia una campaña para asegurar la elección de sus propios candidatos para las influyentes comisiones conciliares. — La elección es un triunfo para el grupo del Rin, que rápidamente se extiende cuando su éxito inicia un movimiento de adhesión. IV. OPERACIONES DE LIMPIEZA El grupo del Rin se consolida por medio de un cambio de las normas de procedimiento y se asegura el nombramiento de sus miembros en más puestos clave. — Tienen lugar elecciones adicionales y cada candidato ganador es un miembro del Rin; el grupo del Rin logra el control total. V. TROPAS DE CHOQUE LIBERALES

Los periti son las tropas de choque del grupo del Rin. — El Vaticano II es el Concilio de los periti. — Los esquemas preparatorios (borradores de documentos) para el Concilio son desechados a instancia de los periti. — El cardenal Heenan atestigua que los periti podían introducir fórmulas ambiguas en los documentos conciliares oficiales. — Los obispos no se dan cuenta de lo que estaban planeando los expertos. — El cardenal Heenan teme lo que va a suceder si los periti obtienen el poder de interpretar el Concilio al mundo. — Los 6

periti se aseguran este poder consiguiendo el control de las comisiones posconciliares investidas con el poder de interpretar e implementar los documentos oficiales. — La importancia del Concilio como un evento que posibilitó a los católicos liberales de todo el mundo organizarse a sí mismos y planear su campaña. — Existe ahora un ―magisterio paralelo de los expertos que impone su voluntad a la Iglesia. — La naturaleza de la conspiración liberal. — Algunos de los periti del Concilio están ahora entre los más vociferantes opositores a la doctrina católica sobre fe y moral. — La importancia en la presente crisis de la encíclica Pascendi Gregis de San Pío X. VI. BOMBAS DE TIEMPO Monseñor Lefebvre previene contra las bombas de tiempo en los documentos del Concilio. —Ésos son pasajes capaces de una interpretación modernista después del Concilio. — Un eminente teólogo niega que dichos pasajes existan. — La opinión de monseñor Lefebvre es confirmada por voceros de todos los matices de la opinión católica y protestante. — Los documentos mismos prueban que está en lo cierto. — Para demostrarlo, se examinan detalladamente pasajes de algunos documentos. VII. LOS PREFABRICANTES Nunca la prensa había tenido tanta influencia en ningún Concilio como en el Vaticano II. El padre Bouyer declara que el Concilio se entregó a la dicta-dura de los periodistas. — Los periodistas liberales fabrican un mito. — Ahora este mito ha sido generalmente aceptado como la verdadera historia del Concilio. — Una pequeña élite liberal puede hacer pasar sus propias políticas como opinión pública. — Los puntos de vista contrarios son excluidos de la prensa del ―establishment. — Los obispos y los periti liberales cooperan estrechamente con los periodistas liberales. — La importancia del IDOC. — Otro ejemplo de la importancia de Pascendi Gregis. VIII. EL TRASFONDO DEL PROTESTANTISMO La historia del protestantismo es una de fragmentación. — Cada protestante es su propio Papa. — El rechazo de la autoridad papal por los reformadores protestantes inició un proceso que sólo puede terminar en el Racionalismo. — Sin embargo, muchos protestantes llevan una vida cristiana ejemplar. — El movimiento ecuménico no es un movimiento hacia el protestantismo, sino hacia el racionalismo. — El cardenal Heenan confirma que el racionalismo está ahora exuberante dentro de la Iglesia Católica. — Liberales católicos y protestantes unidos para prosternarse ante el mundo. — Consideran que el primer deber de un cristiano es construir un paraíso en la tierra. — Los errores de la ―teología de la liberación. Un diálogo ecuménico con protestantes ha demostrado ser a la vez inútil y peligroso. — La única verdadera base para un ecumenismo católico es invitar a los protestantes a abandonar sus errores y volver a la única verdadera Iglesia fundada por Jesucristo. IX. PRESIONES PROTESTANTES

Los efectos del Vaticano II excedieron las más descabelladas esperanzas de los protestantes. — El Concilio marcó el final de la Contrarreforma. — La satisfacción protestante con el Concilio debe ser una causa de preocupación para los católicos. — La fuerte influencia protestante garantizada con el establecimiento del Secretariado para la Unidad Cristiana como un cuerpo completamente independiente de la Curia. — La presencia de los observadores protestantes en el Concilio tuvo un efecto inhibitorio sobre los Padres. — Algunos Padres hicieron discursos en nombre de los observadores. — Los observadores ejercen considerable influencia detrás de la escena. — Su in-fluencia puede verse en el lenguaje de los documentos. — Como resultado del Concilio, la Iglesia Católica se vio arrastrada a una política ecuménica de apaciguamiento en la que la unidad es buscada a expensas de la verdad. — Por más que los ecumenistas católicos puedan ser sinceros, sus políticas no pueden terminar sino en un desastre. — La evangelización ha sido reemplazada por el diálogo. — A muchos clérigos les parece que el diálogo ecuménico es una alternativa agradable y sin exigencias para la evangelización. A mayor progreso del ecumenismo, mayor declinación de todas las denominaciones interesadas. — Los protestantes declaran que la implicación católica en el movimiento ecuménico es ahora irreversible. — En lo referente al futuro inmediato esta opinión puede muy bien ser correcta. — Cambios 7

litúrgicos alabados por los protestantes. — La Misa en su nueva forma ya no es más causa de disensión. — Los católicos motivados por su caridad hacia sus hermanos separados no escatimarán esfuerzos para llevarlos a la comunión con el Vicario de Cristo. — Ésta es la única base válida para el ecumenismo católico. X. MADRE DE LA IGLESIA El trato dado a la Virgen durante el Concilio ilustra la magnitud de la influencia protestante. — Un documento separado sobre Nuestra Señora encontró la oposición de los protestantes porque reforzaba su importancia. — Los Padres votan por sólo diecisiete votos, para que se relegue el esquema de Nuestra Se-ñora a la Constitución sobre la Iglesia. — Los observadores protestantes expresan su satisfacción de que se haya evitado el desastre. — Los protestantes objetan el título de Mediadora de todas las gracias. — Se llega a un compromiso. Se conserva Mediadora pero se suprimen las palabras de todas las gracias. — Los protestantes objetan el título de Madre de la Iglesia. — Es suprimido. El papa Pablo declara a Nuestra Señora como Madre de la Iglesia por su propia autoridad. — Los protestantes y los Padres liberales se enfurecen. — El Capítulo sobre Nuestra Señora en su forma final tiene mucho de loable. — A pesar de la magnitud en que sus demandas fueron aceptadas, los observadores protestantes están lejos de estar satisfechos. XI. GIRO A LA IZQUIERDA La política del papa Pío XII de enfrentamiento al comunismo ha sido reemplazada por una de diálogo. Esto dio por resultado continuas concesiones de par-te de la Iglesia. — Se analiza la táctica comunista de ―la mano extendida. — Los comunistas usan el diálogo como un arma para hacer más fácil su obtención del poder. — La prueba de que una actitud más simpática hacia el comunismo puesta de manifiesto por un Concilio ecuménico ayudaría el esfuerzo de Rusia por conquistar el mundo. — Desde el Concilio, muchos católicos no simplemente dejaron de oponerse al comunismo, sino que han hecho todo lo que estuvo en su poder para hacerlo avanzar. — La traición al cardenal Mindszenty. — Los observadores ortodoxos concurren al Concilio bajo la condición de que no habría una nueva condenación del comunismo. — La nueva Ostpolitik del Vaticano se basa en una desastrosa ilusión y ha tenido desastrosos resultados. — Mediante un proceso de calculado fraude se impide al Concilio condenar el comunismo ateo. — Ningún católico está obligado a apoyar a la Santa Sede en su Ostpolitik. — En 1975 se obtiene la evidencia de las segundas intenciones por parte del Vaticano. — Probablemente, la situación se ha desarrollado más allá del punto en que un cambio de política pueda tener algún efecto sobre el avance comunista al poder. XII. ADVERSARIOS PERNICIOSOS El libro del obispo Graber revela la magnitud de la conspiración masónica contra la Iglesia. — Los li-berales ridiculizan a todo católico que sugiere que existe una conspiración contra la Iglesia. — Los liberales son ayudados por los católicos que sufren la manía de la conspiración. — Los papas han enseñado que el catolicismo y la masonería son fundamental-mente irreconciliables. — Ningún católico puede ser nunca masón. — Esta prohibición se halla incorporada al derecho canónico. — Fue revocada en 1974. — Los masones, así como los comunistas, no hacen de sus intenciones ningún secreto. — No siguen intentando destruir a la Iglesia sino utilizarla infiltrándose en ella. — El Concilio y la evolución posconciliar han hecho un largo camino hacia el encuentro con los objetivos masónicos. — Pero algunos masones están lejos de estar satisfechos con los documentos conciliares. — La importancia de no ir más allá de la evidencia cuando se afirma la teoría conspirativa. — Muchos liberales no son siniestros sino tontos. XIII. EL ENIGMA DE PABLO VI

Es necesario estar en comunión con el Vicario de Cristo para ser miembro del Cuerpo Místico de Cristo. Algunos católicos manifiestan una comprensible pero exagerada lealtad a la persona del Papa y actúan como si cada decisión suya fuera inspirada por Dios. — Semejante actitud es históricamente indefendible. — La infalibilidad no es una asistencia ligada a la persona del Papa, sino una cualidad inherente a su investidura. — La primacía del Papa se ejerce sólo cuando su finalidad es la Iglesia universal, e incluso entonces sólo cuando la 8

enseñanza concierne a la fe y a la moral. — La idea de que el Papa no puede ser criticado es una actitud de la posreforma. — Aquéllos que creen que el Papa no puede equivocarse inventan increíbles teorías para explicar el hecho de que el papa Pablo esté permitiendo medidas que perjudican a la Iglesia. — La conducta del Papa puede explicarse a la luz de su adhesión a la filosofía del Humanismo Integral. — La naturaleza del Humanismo Integral. — El papel de Jasques Maritain. — El papa Pablo, discípulo de Maritain. — El espíritu del Humanismo integral penetra la Constitución sobre la Iglesia en el mundo moderno. — El discurso del papa Pablo en las Na-ciones Unidas, un aval para el Humanismo Integral. — El abbé de Nantes y el papa Pablo. — El papa Pablo y el comunismo. — El papa no es procomunista, pero se ha negado a seguir una política anticomunista. — Su política de diálogo ha promovido los objetivos del comunismo. — El Papa ha criticado las políticas de algunos gobiernos occidentales. — El Papa y el modernismo. — Apoya la auténtica doctrina católica en principio, pero permite que sea socavada en la práctica. — El papa y el protestantismo. — Su ansiedad por el diálogo ha contribuido al espíritu de falso ecumenismo que está arruinando a la Iglesia. — Su error al designar a la Iglesia de Inglaterra como a una ―Iglesia hermana. — Condujo negociaciones secretas con los anglicanos durante el pontificado del papa Pío XII. — Los protestantes esperaban su elección cuando el papa Juan murió. — Su pedido de disculpas a los protestantes por la responsabilidad católica por el pecado de cisma es considerado de monumental importancia. — Sus intervenciones durante el Con-cilio no gustan a los protestantes. — Es atacado por su Credo y por sus encíclicas Mysterium Fidei y Humanae Vitae. — Algunas de sus políticas no son de-sarrollos sino retroceso ante la enseñanza de sus predecesores. — El Pana quiere dialogar con cualquiera excepto con los católicos tradicionalistas. XIV. CATEGORÍA DE LOS DOCUMENTOS Debe hacerse una distinción entre los documentos oficiales y el trasfondo de su promulgación. El Concilio no pretendió que ninguna de sus enseñanzas fuera infalible. — El Vaticano II es infalible sólo cuando cita definiciones infalibles anteriores. — El cardenal Heenan explica que el Vaticano II deliberadamente limitó sus objetivos. — Éstos fueron primariamente pastorales. — Un católico no tiene derecho a negarse a aceptar la doctrina conciliar promulgada oficialmente sólo porque no es infalible. — Existe una considerable diferencia en el grado de asentimiento requerido por los diferentes pronunciamientos conciliares. — Existen principios acertados que el católico puede usar rara ayudarse a discriminar. — Nunca podemos ser forzados a aceptar una interpretación de un documento conciliar en conflicto con la doctrina tradicional. — Se verá que la mayoría de los abusos posconciliares no puede ser específicamente justificada por referencia a un documento oficial. — La mayoría de los abusos deriva de las proclamadas interpretaciones o implementaciones de los documentos oficiales. — Pero el Concilio no puede ser absuelto de toda responsabilidad por esos abusos, debido a la atmósfera que generó y a las deficiencias de varios de sus documentos. Debemos aceptar los documentos conciliares con prudencia y reserva e interpretarlos a la luz de la tra-dición. XV. COLOCANDO LAS BOMBAS DE TIEMPO La Comisión Litúrgica estaba dominada por los liberales. — Las reformas encaradas coinciden no so-lamente con las demandas protestantes sino con los principios del Sínodo Jansenista de Pistoya. — También corresponden con los principios de la herejía antilitúrgica condenada por Dom Guéranger. — La conservación del latín, un punto clave en el debate. — El cardenal Montini se opone al Canon en vernáculo. — Pocos Padres imaginan que el latín virtualmente desaparecería de la liturgia. — El Padre Bouyer declara que la interpretación de la Constitución Litúrgica es una traición no sólo a lo que quisieron los Padres Conciliares sino al Movimiento Litúrgico. — Los protestantes y los liberales están muy satisfechos con la Constitución. — Los liberales obtienen el control de la comisión posconciliar encargada de implementar la Constitución. — La Constitución es disciplinaria y no de carácter doctrinal y no involucra la infalibilidad de la Iglesia. XVI. DESENTERRANDO LAS BOMBAS DE TIEMPO

La Constitución sobre la Sagrada Liturgia (CSL) pudo haber sido el medio de implementar una reno-vación litúrgica. — Fue usada para iniciar una revolución. — La importancia de la encíclica Mediator Dei del papa Pío XII. -- La naturaleza de la liturgia. — Las semillas de la revolución litúrgica se hallan en el prefacio y en el primer capítulo de la CSL. — Cualquier cambio drástico en los ritos existentes es contrario a toda la 9

tradición de la Iglesia. — La declaración de que la liturgia debe ser adaptada a las circunstancias y necesidades de los tiempos modernos otorga un mandato para una permanente revolución litúrgica. — La CSL no incluye la palabra ―transubstanciación. — Contraste entre la CSL y la encíclica Mysterium Fidei del papa Pablo. — La necesidad de tener en cuenta ante todo la participación activa del pueblo también proporciona un mandato para una revolución litúrgica. — Análisis de otros artículos redactados con vaguedad. — La recomendación de adaptar la liturgia a los diferentes grupos, regiones y pueblos provee un mandato adicional para la revolución. — Ya en 1965 algunos sacerdotes dejan de lado toda restricción y celebran misa a su gusto. — El Consilium encargado de reformar la liturgia los condena pero no toma ninguna medida efectiva para prevenir los abusos. — Su política final es legalizar los abusos incorporándolos a la reforma oficial. — La virtual abolición del latín. — La CSL ignorada. La destitución del arzobispo Bugnini puede ser una señal de esperanza. XVII. CALCULANDO EL COSTO Ni el Concilio ni su doctrina acapararon el interés de los católicos comunes. — Incluso la autodenomi-nada ―intelligentsia tiene a veces un escaso conocimiento de primera mano de los documentos oficiales. — Una estimación del costo material del Concilio. — El costo para la vida de la Iglesia nunca puede calcularse. — ―Cuando crean un desierto, lo llaman una renovación. APÉNDICE I: Los Concilios Ecuménicos de la Iglesia. APÉNDICE II: Cronología del Concilio. APÉNDICE III: La Prensa y el Concilio Vaticano Primero. APÉNDICE IV: Mitología liberal. APÉNDICE V: Sillonismo. APÉNDICE VI: Salieron sobre Maritain. APÉNDICE VII: La herejía antilitúrgica. APÉNDICE VIII: Los frutos del Vaticano II. ABREVIATURAS BIBLIOGRÁFICAS LISTA DE PUBLICACIONES RECOMENDADAS ÍNDICE DE TEMAS Y NOMBRES ÍNDICE GENERAL. 10

DEDICATORIA Con respeto y gratitud dedico este libro al Arzobispo Marcel Lefebvre y a todos los miembros del Grupo Internacional de Padres (Coetus Internationalis Patrum) que lucharon para sostener la Fe católica tradicional a lo largo del Concilio Vaticano II. INTRODUCCIÓN La entusiasta acogida que tuvo Cranmer's Godly Order me provocó no poca inquietud al presentar este segundo trabajo. Gran cantidad de los que me escriben cartas amistosas respecto del primer tomo de la trilogía, expresan lo mucho que esperan del segundo de ellos. Es mi sincero deseo que no se vean defraudados. No espero que disfruten con El Concilio del Papa Juan; su contenido no es para complacer a ningún católico devoto. En la página 23 cito al Padre Louis Bouyer cuando asegura que, a menos que seamos ciegos, debemos admitir que lo que presenciamos no es la esperada regeneración del catolicismo sino su acelerada descomposición. Mi intención ha sido proporcionar una explicación documentada y objetiva del hecho de que la Iglesia de Occidente verdaderamente esté desintegrándose, y de que la responsabilidad de esa desintegración deba situarse a las puertas del Segundo Concilio Vaticano. En lo posible, he tratado de minimizar la expresión de mis ideas personales, a las que espero no se les otorgue ningún énfasis especial. La mayoría del material de El Concilio del Papa Juan consiste en hechos evidentes o en opiniones de hombres de la estatura de Dietrich Von Hildebrand, las que no pueden desecharse a la ligera. Se hallará también que la mayoría de las personas citadas son católicos liberales u observadores protestantes. De ningún modo ha sido necesario recurrir a las fuentes tradicionalistas para probar mi tesis. Como ejemplo citaré una obra que leí por vez primera cuando este libro había sido enviado ya a la imprenta, excepto esta introducción, y por lo tanto no pude citarlo dentro del texto. Three Popes and a Cardinal es una obra de Malachi Martin, ex jesuita y profesor en el Pontificio Instituto Bíblico de Roma. Fue un íntimo colaborador del Cardenal Bea durante el Concilio, ha escrito varios trabajos eruditos y ¡jamás ha sido sospechoso de tener simpatías tradicionalistas! Con respecto a la desintegración de la Iglesia, Malachi Martin comenta en el prefacio que: Mucho antes del año 2000 ya no existirá ninguna institución religiosa que pueda reconocerse como la Iglesia Católica Apostólica Romana de hoy día... Más bien habrá, en lugar de la Iglesia que conocemos, una serie de “iglesias” independientes, además de un núcleo central congregado alrededor del obispo de Roma... Pero ni podremos llamarlas realmente iglesias. No habrá autoridad central para la enseñanza y la jurisdicción. Habrá una similitud general —pero virtualmente nominal— entre todos los grupos. No existirá ningún control centralizado, ninguna uniformidad en la enseñanza, ni universalidad en la práctica del culto, en las oraciones, en el sacrificio y en el sacerdocio. Esos grupos no poseerán iglesias, ni catedrales, ni escuelas, ni conventos, ni monasterios, ni seminarios, ni nada similar. Ni los desearán. No los necesitarán (págs. VII y VIII). No resulta exagerado afirmar que la situación que profetiza Malachi Martin ya se ha concretado en tales países como Holanda y que ya está en marcha inclusive en los EE. UU. de América, el bastión más fuerte de la Iglesia en Occidente antes del Vaticano II. Las estadísticas del Apéndice VIII revelan la extensión de la decadencia en los EE. UU., Inglaterra y Gales, Francia, Holanda e Italia. Malachi Martin es también claro acerca de la causa de la situación que predice: “El punto de ruptura o aurora de este vasto cambio sobrevino con el Concilio Vaticano II (1962-1965). Fue la situación que proporcionó la apertura”. (IX)

Deseo que uno de los efectos positivos de El Concilio del Papa Juan sea colocar en su perspectiva correcta la controversia en torno a Monseñor Lefebvre. Este santo prelado ha sido objeto de gran cantidad de informaciones inexactas en la prensa laica y de una campaña de deformación y denigración sistemáticas en algunos órganos de la prensa católica. Sus enemigos consideran que han probado su culpabilidad por un pecado, que clama venganza al cielo, simplemente por el hecho de que Monseñor Lefebvre ha criticado al Vaticano II y las subsiguientes reformas y orientaciones dirigidas a implementar el Concilio. Sus enemigos jamás se han atrevido a refutar sus críticas, y mucho menos a permitir que el público católico se entere cuáles son esas críticas. Monseñor Lefebvre es un sucesor de los apóstoles, un obispo consagrado para defender la 11

verdad de Dios, y si él considera que hay deficiencias en los documentos conciliares, es su deber ante Dios hacer públicas sus dudas. Debe señalarse también, como lo mostrará este libro, que Monseñor Lefebvre fue miembro de la Comisión Central Preparatoria del Concilio. Estuvo familiarizado con todos los Esquemas originales (borradores de documentos), que se arrojaron al cesto de desperdicios a instancias de los periti (expertos) liberales, en favor de los nuevos esquemas que ellos mismos redactaron: Nadie más competente que Monseñor Lefebvre para formular una crítica objetiva de los documentos y reformas conciliares, y si sus observaciones son exactas no hay que acusarlo a él, sino a todos los otros obispos del mundo por no haberlo acompañado. Es mejor quedar solo y fiel a la verdad que abandonarla para acompañar a la mayoría. Esta situación ya tiene precedentes en la historia de la Iglesia. Sólo un apóstol permaneció con la Virgen al pie de la Cruz, y no fue San Pedro. Atanasio se enfrentó no tanto contra el mundo, contra mundum, como contra los obispos del mundo, hasta el punto de que el papa Liberio confirmó su excomunión, pero luego el mismo papa tuvo que retractarse y arrepentirse. Hoy Atanasio es un santo y ¿quién se acuerda de los otros obispos de la época? Los lectores advertirán algunas reiteraciones en este libro. En mi esfuerzo por hacer cada capítulo lo más independiente posible he citado algún material importante en más de una ocasión en que pude hacerlo con brevedad. Algunos documentos de índole más técnica o suplementaria se han consignado como apéndices, pero no debe considerárselos como menos interesantes o importantes que los que contiene el cuerno del libro. Uno de los más interesantes es el Apéndice III, sobre la labor periodística durante el Primer Concilio Vaticano, extraído de obras del Cardenal Manning; uno de los más importantes es el artículo del profesor Louis Salieron, sobre Humanismo Integral, reproducido en el Apéndice VI. Como en el caso del primer tomo, agradecería que me hicieran llegar comentarios o críticas. Los únicos errores de Cranmer's Godly Order fueron tipográficos y serán corregidos en ediciones posteriores. Algunos lectores se preguntarán por qué este libro no lleva imprimatur, y en el caso de haberlo solicitado, si me lo negaron. La respuesta es que como me negaron el imprimatur para Cranmer's Godly Order, con la sola excusa de que ni el Censor ni el Obispo correspondientes aprobaban al sacerdote a quien dediqué la obra, no había razón, pues, para que me sometiera a semejante farsa por segunda vez. Este incidente tiene valor como epítome en miniatura del ―espíritu del Vaticano II. No obstante, el original fue revisado por una cantidad de sacerdotes calificados que me aseguraron que no contiene ningún error doctrinal o moral. Querría consignar mi agradecimiento por su ayuda, pero no los nombraré porque sería una ingratitud a su gentileza señalarlos ante sus perseguidores. Debo agradecer al Profesor Salieron por permitirme reproducir el artículo contenido en el Apéndice VI, y a Geoffrey Lawman por su excelente traducción en tan corto tiempo.

Agradezco por segunda vez a Bernadette Keenan por la ilustración de la tapa, que resume lo que mi obra quiere comunicar con mucha mayor efectividad que lo que pudiera yo escribir1. Si algún lector se sintiera abatido después de la lectura, quisiera reiterarle mi confianza en que las Puertas del Infierno jamás prevalecerán contra la única Iglesia de Cristo fundada sobre la roca de Pedro, aunque violentas borrascas parezcan sumergirla por un tiempo y el propio Pedro aparente tambalear. Escribo esto en la Fiesta de Nuestra Señora del Santo Rosario, en 1976, instituida por San Pío V en 1571 para conmemorar la salvación de la Europa católica por medio del rezo del rosario. ¿Será el rosario el arma espiritual que nuevamente salve a la Iglesia, cuatrocientos años después? El rosario, al menos, es algo que no podrán quitarnos. Regina sacratissimi Rosarii, ora pro nobis. Michael Davies

1 El autor se refiere, evidentemente, a la portada de la edición inglesa. (N. del E.) 12

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